domingo, 10 de febrero de 2019

Presentación

¿Y si la vida, un buen día, nos quisiera dar una nueva oportunidad, una salida  a nuestros tormentos?. Sabemos que el señor obra de maneras misteriosas y todo eso... pero es muy difícil dejar a la gente conforme. No. Mejor que sea un Genio, enclaustrado en una lampara de aceite, que nos ofrezca agradecido los tres deseos, así podemos recalcular: sólo tres únicos disparos para afinar la puntería. 
No conozco otra opción (sacando incrédulamente de la lista a la esperanza, el esfuerzo y la perseverancia). La suerte es tan cruel y democrática como para darse el lujo de sentarse a esperarla.
Mejor, confiar. Confiar en uno mismo. ¿Porque no? Es nuestra propia vida y experiencia, no tiene mucho sentido salir a buscar opiniones ni empujones.
Vemos y razonamos lo que les pasa a los demás, y si con un poco de honestidad nos sacamos el antifaz, nos ponemos a pensar sobre nosotros mismos con una mirada  critica, pero a la vez piadosa. Entonces, ¿Porqué no mirar a nuestro alrededor, con la misma disposición a mirar nuestro interior, sin medo a encontrarnos con nuestro propio sentir y la contundencia de nuestros actos, acertados, errados, viles o nobles.
Alternando, desde hace muchos años, no creo que importe en este momento alguna lastimosa razón, esas miradas, fui dejando anotaciones aquí y allá, notas muchas veces mentales que después pude pasar en limpio; otras, se fueron tan rápidamente de mi cabeza, con la misma celeridad con la que aparecieron.
Pero  a estas reflexiones, si les queremos poner un nombre, las he puesto en un personaje, un Alter-Ego, que no esta muy lejos de lo que yo me imaginaba ser en el futuro, y que casi terminé siendo mucho antes de lo esperaba.
Sí, tuve otra chance. Me salvé por una suma casualidades, que a lo mejor estuvieron relacionadas mas con la (mala)suerte de otros que la mía. La verdad es que no sé si la merecía, la verdad es que tampoco sé si me resultó estratégicamente conveniente, lo que de todos modos no deja de provocarme una sonrisa.
Aquí estoy, ustedes deducirán cómo, hablando por boca de un personaje, un hijo, que curiosamente debe ser mas grande y mucho mas maduro que yo. Es un señor que camina por la calle, su cuerpo vapilesdo por el paso del tiempo, pero su espíritu fuerte y comprensivo. Bueno, por ahí puede venir la parte de ficción.
Les pido, por favor, que le presten un poco de atención. Hay que escuchar atentamente a la gente mayor. Yo, de vez en cuando, lo hago. 

Estos escritos, por.michas razones, no son otra cosa que un agradecimiento, aunque no lo parezca, a la vida.

Córdoba, Cuidad del Olvido, 3 de diciembre de 2018.